Desde hace ya bastantes años, estoy enamorado del comercio electrónico y todo lo relacionado con él. Diseño de tiendas, administración, configuración, marketing… Es una relación amor odio que fluctúa dependiendo del proyecto y la plataforma con la que esté trabajando.
Comencé mi andadura con
Magento, esa bestia que comienza cautivando y termina con todos tus ahorros debido al consumo de recursos.
Continué haciendo una incursión en
Prestashop, porque como desarrollador intuía proyectos ágiles y rápidos, con un entorno sin necesidad de grandes recursos (lo que suponía un beneficio personal y de mis clientes).
Una parte importante de mis proyectos los desarrollaba con
WordPress como CMS. Algún blog y muchas webs corporativas enlazadas a otras plataformas donde se encontraba el e-commerce. Hice alguna incursión en WooCommerce, pero no me terminaba de gustar por su excesiva simpleza (estamos hablando de 2015, casi recién parido), lo que me hacía renegar un poco de él, utilizando incluso otras alternativas (Jigoshop o WP Ecommerce).
A principios de año tuve varios contactos solicitando ayuda para crear tres plataformas de e-commerce en distintos nichos de mercado. Recibí todos los proyectos casi a la vez, y salvo uno que me ponía como condición hacer el desarrollo con Prestashop, los otros me dieron plena libertad de elección.
Precisamente, este primero era el que a simple vista parecía más sencillo, página de inicio como landing page y solamente tres productos configurables para mostrar, por lo que decidí comenzar con él.
Día 1
Instalación de Prestashop en un entorno de pre producción, creación de un tema personalizado sin grandes ambiciones, configuración de los addons básicos, todo como la seda. Parecía coser y cantar.
Comencé a preparar la carga de productos con sus imágenes, sus atributos y sus personalizaciones y empezó el caos.
Un producto donde elegimos entre 10 láminas, con 4 colores, en dos posibles tamaños, con tres marcos a elegir y la posibilidad de tener el producto en formato digital. A eso le añadimos un texto y la opción de incluir una nota o información extra. Total, unas 570 combinaciones.
Preparar todo esto es relativamente sencillo y rápido, por lo que en un par de horas estaba todo listo.
Me voy a la edición del producto y hago click para que Prestashop genere las combinaciones. HORRORRRRRR. Nuestro amigo Prestashop dice que son muchas variables. No puede con el número de variables ni con los tiempos de espera.
Esto supone tener que hacer cambios en la configuración de PHP, aumentando los dos valores al máximo, solucionando de momento el tema.
Día 2
Procedo a la instalación de una conocida pasarela de pago y del módulo de un también conocido transportista (este mismo ofrece el módulo de manera gratuita a sus clientes).
Cargo el módulo, instalo y nada más finalizar la instalación el módulo casca.
EL módulo casca y se apropia del entorno de tal manera que deshabilita los botones de compra y no permite la desinstalación.
Creo que solo unos pocos conocemos esa sensación de impotencia ante algo tan absurdo. Suerte que hay copia de seguridad y restauro todo el entorno, olvidando el bendito módulo.
No voy a seguir contando batallas, pero simplemente decir que me costó 5 días tener un entorno estable, ayudado de la comunidad Prestashop (que me prestó su apoyo en todo momento y me informó de auténticos problemas y sus alternativas).
Día 6
Me voy a la tienda de addons de Prestashop, con mi cesta en la mano, para comprar 3 módulos. Uno de transporte, uno para reseñas de clientes y un tercero para hacer la personalización del producto algo más atractiva (porque como toques esa parte de Prestashop la volvemos a liar). 3 módulos al módico precio de 350 euros.
Por supuesto, viendo el color que estaba cogiendo la cosa, lo comento con el cliente, que tras consultarlo con su cuñado (fué el que le aconsejó Prestashop) me da libertad para intentarlo en otra plataforma.
Valoro una alternativa rápida y decido probar con
WooCommerce.
Día 1
Instalación de WordPress, configuración e instalación de diversos plugins adicionales (seguridad, un visual composer y WooCommerce). Continúo con la creación de productos, atributos y personalizaciones. A las 12 de la mañana está todo operativo.
Instalación de pasarela de pago, transporte (instalo el plugin del transportista que funciona a la perfección.) y personalización del tema, Son las 18:00 horas.
Día 2
Cojo la cesta de la compra y me voy al repositorio de plugins. Solamente necesito un plugin de reseñas porque la personalización del producto la puedo hacer yo sin problema.
Customer Reviews for WooCommerce. 2 versiones. Una gratuita y otra de pago (49$). Instalo, configuro y hago las pertinentes pruebas de compra. Son las 12:00 de la mañana y ya puedo tomarme una cerveza.
Posiblemente sea el único al que le ha pasado (me consta que no). O el único que lo cuenta (me consta que tampoco). Es mi experiencia personal, pero después de esta aventura,
Definitivamente, me quedo con WooCommerce.